miércoles, 12 de noviembre de 2008

EL ZARPE DE JUAN LADRILLERO (1557)

Por medio de una Real Cedula de 29 de mayo de 1555 se ordenaría ampliar y extender el territorio del Reino de Chile hasta el Estrecho de Magallanes. García Hurtado de Mendoza ordenaría el zarpe de una expedición para tal caso.
El 17 de noviembre de 1557 zarparía una expedición desde el puerto de Valdivia comandada por Juan Fernández Ladrillero en la nao San Luis y Francisco Cortés Ojea en el nao San Sebastian. Formaban parte de la expedición los pilotos Hernán y Pedro Gallegos, el padre Alonso García, Sebastián Hernández y el escribano Miguel de Goizueta.
La labor de esta expedición era encontrar la ruta hacia el Estrecho de Magallanes. Ha poco iniciado el viaje una tormenta obligo a separarse las naves. Cortés Ojea decidió volver a Valdivia al no divisar la nave de Ladrillero. Llegaría a puerto el 1 de octubre de 1558. En tanto Ladrillero después de un infructuoso viaje llegaba al Estrecho de Magallanes y tomaba posesión de este en agosto de 1558. Regresaría al puerto de Valdivia en enero de 1559, con un nuevo territorio para la Corona hispana.
“En miércoles diez y siete de Noviembre de mil quinientos y cincuenta y siete años, partió á la armada de S. M. del puerto de la ciudad de Valdivia en demanda y descubrimiento del estrecho por mandado del Illmo. Sr. Gobernador don García Hurtado de Mendoza en la cual dha. armada pa. hacer el dho. descubrimiento envía al capita Juan Ladrillero y para su ayuda a1 capitán Francisco Cortes Hogea con dos navíos e un bergantín el cual descubrimiento es por la parte que el capitán Magallanes salió del dho. estrecho el año de 1520 en demanda de las Islas de Maluco o Maloca que son de la Asia y tierras de especería.”
(Viaje del capitán Juan Ladrillero al descubrimiento del Estrecho de Magallanes, Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile, 1879, pág. 482)


El Gobernador García Hurtado y Valdivia


A mediados de enero el gobernador de Chile, García Hurtado de Mendoza, enviaría dos partidas a las ciudades sureñas de Imperial y Valdivia. La segunda era comandada por el capitán Diego García de Cáceres quien debía tomar el mando de la plaza y enviar trigo y semilla hacia Cañete para alimentar a la tropa del gobernador.
Antes de la llegada de Hurtado de Mendoza a Valdivia un encomendero se encontraba realizando aprestos para recibir al gobernador cuando cayeron sobre el indios de la comarca quienes lev mataron en el acto. El nuevo justicia mayor y lugar teniente de general de la plaza de Valdivia, Diego García de Cáceres, al darse cuenta de lo sucedido en los tambos del encomendero emprendió una persecución punitiva contra los indios.
En 1558 (marzo – abril), durante una expedición al sur, el Gobernador García Hurtado de Mendoza llegaría nuevamente a Valdivia después de expedicionar al sur y refundar Osorno. En la ciudad realizaría algunas reformas al sistema de encomiendas que tenían los vecinos. El gobernador declaro nulas las cesiones de encomiendas hechas por Francisco de Villagrán a los vecinos y las distribuyo entre los capitanes que le acompañaban. Esto causaría muchas molestias entre los vecinos de Valdivia, ya que durante cuatro años de penalidades habían cuidado con su sangre las encomiendas recibidas. Entre los favorecidos con las nuevas encomiendas se encontraban: Francisco de Molina, Lope de Montoya, Bartolomé Quiñones, Antón Pérez, don Pedro Mariño de Lobera, Juan de Viedma, Alonso de Benítez, Hernán Pérez, Pedro Ordóñez Delgado, Hernando de Aranda Valdivia, Cristóbal de Arevalo, Toribio de Cuevas, Jorge Díaz, Martín de Herrera Albornoz, Francisco de Niebla y Martín de Irizar.
En 1560, al tenerse noticia de la destitución del gobernador Hurtado de Mendoza, los colonos de Valdivia expresaron su alegría por ello, al menos los afectados por la anulación de las encomiendas. Eran los agitadores Juan de Oropesa y Mari López. Al enterarse de ello el gobernador mando prender y azotar a los agitadores, y al resto de la ciudad a servir en Cañete, donde se debía dormir con las armas en la mano.
En marzo de 1560 los franciscanos fundan su casa con el nombre de Nuestra Señora de los Remedios. Esta se encontraba casi en el mismo lugar donde hoy se levanta la Iglesia San Francisco.


Periodo de inestabilidad
1562 - 1565

Durante el año en curso se descubriría el mineral de oro Madre de Dios. Años después la Real Audiencia nombraría un oficial real en Valdivia para súper vigilar y administrar los bienes salidos de la extracción y fundición de oro.
A fines de 1562 llegaba Valdivia el gobernador Francisco de Villagrán, pero casi inmediatamente lo consumió la gota. Los agasajos recibidos no lo restablecerían. En octubre recién pudo curarse del todo. Recibido de noticias desde Concepción se puso en marcha hacia esa ciudad donde tomaría el mando de Chile.
Los desastres que acarreaban la guerra, la demora en la pacificación de los alzados, el cierto desabastecimiento jugaban en contra de la moral de los españoles del sur. Ocurrió que un soldado de Imperial llamado Martín de Peñalosa ideo la forma de abandonar el país y establecerse más allá de la cordillera. Le seguirían en esta empresa Francisco Talaverano y otros soldados de las ciudades del sur. Emprendería la marcha hacia los bosques del sur sin llamar la atención. Pero su deserción fue notada y desde las cuatro ciudades se enviaron partidas para atraparlos. Serian apresados al sur de Valdivia fueron llevados a la ciudad y entregados a Juan de Matienzo, quien la gobernaba. Después de un juicio serian condenados a muerte y ejecutados.
“En este tiempo y días, Martín de Peñalosa, soldado antiguo en Chile y hijodalgo, que había ayudado a ganar y descubrir todo el reino con Pedro de Valdivia, viéndose pobre y que no tenía posible para poder sustentarse conforme a su merecer y trabajos, trató de secreto con algunos amigos irse del reino a una noticia que tenía de tierra rica y próspera de oro y gente. Comunicado con Francisco de Talaverano, que era mucho su amigo, comenzaron hacer gente de callada, y para un día señalado que se juntasen entre Valdivia y Osorno, dos ciudades que están cerca una de otra. Para el efecto salió Martín de Peñalosa de la Ciudad Imperial, donde tenía su casa, con cuatro amigos que estaban en el número de ir con él; y como se tenía cuenta con su persona y sospecha en lo que andaba, la justicia de aquella ciudad, hallándolo menos, salió tras de él con doce hombres, aunque no lo pudo alcanzar, y dio aviso a las demás ciudades. Salió de Osorno el capitán Juan de Larreynaga, y de la Ciudad Rica Pedro de Aranda, de la ciudad de Valdivia Juan de Matienzo, en su busca todos juntos con gente armada; y no teniendo rastro ni plática dónde estaba, se volvieron a sus pueblos. Aunque ya había cuando salieron a buscarlo tres días que estaba en la parte donde se habían de juntar, esperando la gente qué había dicho acudirían allí, y acaeció que le faltaron todos, y no vino alguno; como de ordinario se ve en esta tierra de las Indias meter a hombres principales en pelazas y pasiones, y después que los ven metidos en ellas los dejan solos, siendo, a lo que después se supo, muchos. Viendo que no le acudía nadie y le habían dejado solo, dijo a los que con él estaban se fuese cada uno a donde quisiese, que él sabía lo habían de venir buscar; pues no tenían culpa no se quisiesen perder. Hiciéronlo así, que se quedó con tres amigos que en amistad tenía prendados; y otros cuatro que se le habían juntado, se fueron donde les pareció. El capitán Juan de Matienzo, natural de las montañas de Burgos, tenía a su cargo la ciudad de Valdivia por Francisco de Villagra; viendo que no parecía ni se tenía rastro alguno, pidió por merced a los demás capitanes que todos se volviesen a sus ciudades, que pues andaba Martín de Peñalosa solo, bastaba un alguacil con cinco o seis hombres que lo buscasen, y que a él tocaba proveerlo, pues estaba en su jurisdicción; y siendo buscado por esta orden, lo hallaron en casa de un indio, que se había apeado a comer y dar de comer a su caballo. De sobresalto, Hernando de Alvarado, Martín de Herrera Albornoz, con otros cuatro, lo prendieron allí, y a Francisco de Talaverano con él.
Llevólos luego a la ciudad de Valdivia: la justicia los metió en un navío a entrambos, y les dio tormento; confesaron estaban conjurados mucha gente principal para irse del reino. Por su propia confesión, sin más información otra, les mandó cortar las cabezas y ponerlas en la horca, diciendo eran amotinadores; la demás información envió a Francisco de Villagra, el cual, como hombre discreto, viendo que entraban en ello algunos hombres de lustre, mandó no se tratase más, ni se entendiese en ello, por no darles ocasión alguna de envoltura. De esta manera se deshizo un nudo, que cierto si pasara adelante fuera muy dañoso para Chile.”
(Alonso de Góngora Marmolejo, Historia de Todas las Cosas que han Acaecido en el Reino de Chile y de los que lo han gobernado (1536-1575), Capitulo XLI)


En 1564, el gobernador Francisco de Villagrán daba en encomienda la isla Valenzuela al capitán Francisco Pérez de Valenzuela; es desde esta época que la isla seria conocida por el nombre del encomendero. Los descendientes de Pérez de Valenzuela conservarían la encomienda hasta fines del siglo XVIII.
Durante el sitio de Concepción (verano de 1564) en las ciudades del sur se ejecutarían ciertas rebeldías. El capitán Gabriel de Villagrán, que mandaba en la Imperial, solicito refuerzos a Valdivia, creyéndose en peligro. El Cabildo de Valdivia respondería con ciertas medidas que rayaban en la rebeldía. Cortaría las comunicaciones fluviales y enviaría una respuesta negativa a la petición imperialita con cierta altanería.

Para 1565 la ciudad había vivido un periodo de turbulencia. Al negarse en años anteriores a enviar ayuda a Imperial, la ciudad comenzaría a vivir aires de sublevación. Es por ello que el gobernador de Chile, Villagrán, envió al capitán Pedro Fernández de Córdoba a poner en orden los asuntos. Éste tomaría presos a varios miembros de Cabildo y calmaría los ánimos de la población. Al tenerse noticias de la deposición de Villagrán ocurrirían graves disturbios en la ciudad. Fernández de Córdoba seria apresado y los miembros del Cabildo liberados. Aun así lograría escapar de sus captores y encontraría asilo en la Iglesia. La ciudadanía puso sitio al asilo obligándolo a rendirse y acordaba renunciar al mando de la ciudad y partir rumbo a Villarrica.
“… Estaba la ciudad de Valdivia no menos desasosegada por una cosa que tenía dependencia del gobernador pasado. Y fue que Pedro Fernández de Córdova comenzaba a hacer pesquisas sobre los ruidos precedentes de la visita de Gabriel de Villagrán, que (según dijimos) llegaron a tanto que hubo de quebrarse la campana de la iglesia. Y como la condición [sic] que este pesquisador traía era dada por Pedro de Villagrán, y llegó la nueva de que estaba desposeído del gobierno, comenzaron a intervenir dificultades sobre esa comisión de Pedro Fernández de Córdova, pareciéndoles a algunos que estaba en su vigor, y a los más, o casi todos que había expirado. Hubo sobre esto muchos dares y tomares, y pareceres diversos de letrados hasta que finalmente se juntaron todos los regidores con el mesmo pesquisador. Le tuvieron tan apretado, y a pique de aprisionarlo, que él echó mano a la espada para defenderse de todos ellos. Con esto hallaron causa suficiente para echarle mano, y así lo hizo el alguacil mayor, que era Francisco de Redondo, el cual lo llevó preso quitándole la vara de las manos. No había pasado muchos días cuando se salió de la prisión por entre tres hombres de guarda, que allí estaban, dando una cuchillada a1 uno de ellos que era regidor de la ciudad; y se acogió a la iglesia mayor de ella con catorce hombres amigos suyos: y aun Álvaro de Mendoza, que era capitán de la ciudad de Osorno dejando su fundición salió con gente y bandera tendida comenzando a marchar para dar socorro en este trance. Fu6 tanto el alboroto- de la ciudad de Valdivia, que cercaron la iglesia, no solo con escuadrones de gente, mas también con palizadas, y otros preparamentos, y aun cerraron las puertas a piedra, todo para que el hambre y sed, que es persuasora de la bajeza constriñese a los encerrados a que se rindiesen a los regidores. Y llegó a tanto la aflicción en que se vieron por falta de agua, que hubieron de acogerse a1 remedio de que usó David cuando iba perseguido de Saúl, en la ciudad de Nobe, donde apurado de hambre comió los panes santos de proposición, que estaban en la iglesia dedicados a1 culto divino como cosa sagrada: los cuales le dio el sacerdote Achimelec a falta de otros. Pues ya que Pedro Fernández de Córdova, y sus secuaces no comieron el pan bendito, porque no lo había, a lo menos bebieron el agua bendita: pareciéndoles que no era mucho quitársela a los de la ciudad estando en aquella agonía, pues ellos sin necesidad habían quebrado la campana de la iglesia: finalmente se metieron por medio personas religiosas, y se vino a dar por medio de paz, que el pesquisador dejase la vara, y desistiese del oficio, y los regidores le dejasen ir libremente, lo cual se ejecuto por entonces, aunque después que entro en Chile la real audiencia, fue el pleito a ella, donde salieron por libres los unos y los otros.”
(Pedro Mariño de Lovera, Crónica del Reino de Chile, Págs. 297-298)

Luego de restablecida la calma llegaría a Valdivia el capitán Ruiz de Gamboa con la tarea de reunir fuerzas para reunirlas con las del nuevo gobernador de Chile, Quiroga. Partiría de la plaza en diciembre con 110 hombres provistos de armas y caballos y se reuniría con el ejército de Quiroga en las cercanías de Angol.
En 1567 la Real Audiencia enviaría al capitán Alonso Ortiz de Zúñiga con la orden de viajar a Valdivia y demás ciudades del sur para reunir tropas. Regresaría con alrededor de 60 soldados.
En 1569 los Dominicos, encabezados por Fray Luis Meléndez, fundarían su primera casa llamándola Nuestra Señora del Rosario.
En 1571 se le concede a la ciudad por real cedula la categoría de corregimiento y se le nombra un Alcalde mayor ordinario, y de la Hermandad, así como en lo espiritual, un arciprestazgo.

jueves, 9 de octubre de 2008

Tercer asedio y abandono de Valdivia (1556)

A pesar de los reveses ocurridos anteriormente Leftraru encomendaría a sus huestes el asedio de Valdivia. La bravura de los atacantes casi obliga a los españoles a entregar la plaza.
Fue abandonada debido a un alzamiento de los indios y repoblada con el nombre de Santa Maria La Blanca y el de Dulce Nombre de Maria de Valdivia.

“En la ciudad de Valdivia se alzaron ansimismo los naturales de ella, hízoles la guerra el licenciado Altamirano un año que la tuvo a su cargo, desbaratándoles muchos bucaranes, haciendo en ellos gran castigo. Estos indios por respeto de tener montes en sus términos donde se recojian, no hubo tantas muertes como en la ciudad Imperial, aunque en ellos hubo la pestilencia que en los demás. Quedo Altamirano por la buena orden que tuvo en las cosas de guerra reputado por buen capitán para podelle encargar cosas grandes”.
(Alonso de Góngora Marmolejo, Historia de Chile desde su descubrimiento hasta 1575, pág. 57)

Segundo asedio de Valdivia (1555 - 1556)

En diciembre de 1555 las huestes mapuches encabezadas por Leftraru asediarían nuevamente la ciudad. Los ataques se daban repetidamente y con el mas fuerte de los empujes. Aun así no lograron rendir a los defensores. Leftraru y sus fuerzas se verían obligadas a levantar un asedio contra la ciudad. El asedio duraría casi diez meses.
Valdivia vería alivianado el asedio gracias a la llegada de refuerzos provenientes de Santiago y Lima (octubre 1556). Estos refuerzos significaría el fin del asedio mapuche a la ciudad.

Primer asedio de Valdivia (1554 - 1555)

Luego de Marigueñu los indios encabezados por Kallfülikan (Caupolican) avanzarían hacia el sur. Asediaron La Imperial y Valdivia. De esta última plaza se encargaría del asedio Leftraru (Lautaro). Ante el mal tiempo desatado tuvo que retirarse al norte.
Al tener noticias del asedio de la plaza Francisco de Villagrán marcharía hacia la ciudad con refuerzos. Después de 19 días de viaje llegaría a La Imperial, desde allí enviaría tropas a Valdivia al mando de Julián Gutiérrez de Altamirano. Estas hostilizarían a los rebeldes de Valdivia y Río Bueno. En enero de 1555 la calma, aunque relativa, había regresado a las comarcas.

“Desde allí destacó a Lautaro con diez mil indios para que atacase la ciudad de Valdivia, i él asecho la Imperial con la idea de rendirla sin llegar a las armas. Después de algunos días de cerco i de algunos pequeños ataques sin efectos de consecuencia, se levantó una espantosa tempestad de viento, agua, truenos i relámpagos, i en medio de una oscura nube que arrojaba rayos y centellas, se les apareció el demonio mandándoles que no perdiesen la ocasión que les presentaba la fortuna dilatándola con resoluciones hijas del temor, i les prometió su asistencia en el ataque.
Pero a1 momento la hermosa estrella del mar, la benditisima virgen María, serenó la tempestuosa borrasca, presentándose en una lucida i resplandeciente nube, i con semblante benigno i majestuoso, les mandó levantar el sitio i retirarse. Obedecieron a la suavidad de aquel divino preceptor i lo hicieron prontamente. Deshizo Caupolican el Ejército, i pasó orden a Lautaro para que se retirase al estado de Arauco diciéndole: que In Anchimalguen (mujer del sol significa) se lo había ordenado. Vieron aquella divina señora coronada de estrellas, calzada de la luna i vestida de los resplandores del sol, i su errada teología la denomino mujer del sol.”
(Vicente Carvallo y Goyeneche, Descripción histórico geográfica del Reino de Chile, Tomo I, pág. 91)

Villagran nombrado Gobernador de Chile en Valdivia

Luego de conocerse la muerte del gobernador Pedro de Valdivia en la batalla de Tucapel, la ciudad se pondría en armas estableciendo un sistema defensivo ante la eventualidad de un ataque araucano.
Gaspar de Viera, emisario enviado desee La Imperial, se encontraría a orillas del Ralhue, tributario del Río Bueno, con el mariscal Francisco de Villagrán. En los documentos recibidos se le pedía acudir a La Imperial para defenderla y se le notificaba de la muerte del gobernador Valdivia. Este partiría rumbo a Valdivia. En la ciudad seria recibido como salvador de la colonia. Movido por uno de los alcaldes el Cabildo de Valdivia lo nombrarían justicia mayor y capitán general de la gobernación, hasta que el rey no proveyese de otra cosa.
Villagrán ordenaría las huestes ubicadas en Villarrica el repliegue para no caer en manos de los indios sublevados. Estas fuerzas se replegarían a Valdivia.
A mediados de enero tuvo ya reunidos en Valdivia ciento cuarenta soldados. Apartó sesenta de ellos para que quedasen de guarnición en la ciudad, y bajo el mando de los alcaldes, y a la cabeza de los ochenta restantes, continuó su marcha a la Imperial.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Fundación y poblamiento (1552 - 1554)

Luego de la fundación de La Imperial y de la llegada de refuerzos desde el Perú (octubre de 1551) Valdivia pondría en marcha su hueste hacia el sur llegando al valle de Mariquina. Desde allí despacharía una partida al mando de Jerónimo de Alderete para reconocer la costa. Los indios creyeron que el era el momento adecuado para atacar a los españoles, pero serian severamente derrotados por éstos.
Cuando aun se encontraban en el valle de la Mariquina (a orillas del río Cruces) llegaban los refuerzos que traía desde el Perú Francisco de Villagrán.
En enero de 1552 llegaría a las cercanías del lugar donde se juntan dos ríos según relatos de sus exploradores. Antes de cruzar el Calle-Calle, el gobernador Valdivia y su hueste se enfrentaría a las escaramuzas de los indios que defendían la ribera contraria, pero gracias a la intervención de una india llamada Racloma (leyenda o realidad, no hay datos suficientes) pudo cruzar el torrente en paz y realizar la fundación de una nueva ciudad.
Fue fundada la ciudad, el 9 de febrero de 1552, por Pedro de Valdivia, en el lugar donde se levantaba la población india de Aintil. Uno de los pocos documentos existentes que grafican la fundación de Valdivia son las Crónicas de Gerónimo de Vivar. He aquí un fragmento:
“Visto el gobernador tan buena comarca y sitio tan bueno para poblar una ciudad y ribera de tan buen río, y teniendo tan buen puerto, fundo una ciudad e intitulola ciudad de Valdivia, e hizo allds (alcaldes) y regimiento. Fundose el nueve de febrero año MDLII. Despacho al general Gerónimo de Alderete con treinta hombres que fuese a poblar a la alaguna que dije que había señalado un sitio y que allí poblase una villa, la cual puso por nombre la Villarrica a causa de la gran noticia que se tenia de minas de oro y plata, y que los indios de aquella comarca repartiese en aquellos españoles y en otros que Francisco de Villagran le enviaría cuando volviese de La Imperial.”
“Esta ciudad de Valdivia esta asentada en un llano; tiene algunas hoyas el río que pasa junto a ella cerca de la mitad de la ciudad. Está dos leguas de la mar y los navíos entran hasta la ciudad por él. Hay alrededor de esta ciudad muy grandes montes y en sus términos…”
(Capitulo CVIII, páginas 158 y 159, Crónica y Relación Copiosa y Verdaderas de los Reinos de Chile, Gerónimo de Vivar)

“Por hebrero deste presente año de 1552, poblé la ciudad de Valdivia; tienen de comer cient vecinos; no se si cuando les hobiere de dar las cedulas podrán quedar todos.” (Extracto de una carta de Pedro de Valdivia a Carlos V. 26 de octubre de 1552)

Valdivia dejaría a setenta vecinos, creaba un cabildo y designaba al licenciado Julián Gutiérrez de Altamirano como alcalde y justicia mayor de la ciudad. El primer cabildo estuvo formado por los alcaldes Francisco de Godoy y Alonso de Benítez y fueron sus regidores Cristóbal Ramírez, Pedro de Pantoja, Pedro Guajardo, Lope de Encinas y Hernando de Alarcón; el escribano era Juan Fernández de Almendras. Entre los vecinos de esta nueva ciudad estaban Rodrigo de Orozco, Cosme Gutiérrez de Altamirano, Andrés Salinas, Pedro de Ocampo, Diego de Eslava, Martín de Quezada, Diego Nieto y su esposa Leonor Cervantes, Francisco de Herrera Sotomayor, Cristóbal Ramírez, Juan de Montenegro, Pedro Fajardo, Juan de Matienza, García de Alvarado, Diego Ortiz de Gatica, Esteban de Guerrero, Martín Gallegos y Gaspar de Robles. Entregaría además a Jerónimo de Alderete, Diego Nieto de Gaete y Julián Gutiérrez de Altamirano encomiendas de indios. A Alderete le entregaría una encomienda de cien indios en las cercanías de Valdivia.
Antes de continuar su travesía conquistadora y fundacional el gobernador enviaría a Jerónimo de Alderete junto a 60 soldados a reconocer las tierras al noreste de la ciudad. Alderete llegaría a orillas de un lago donde nace el río Toltén. En ese lugar fundaría en abril la ciudad de Villarrica, dotándola de cabildo y cuarenta vecinos. Hecho esto volvería hacia el este a encontrarse con el gobernador Valdivia.
Valdivia en tanto, marchaba hacia el sur con cien jinetes. Llegaría hasta las orillas del lago Ranco donde se encontraría con un río muy caudaloso el cual le impidió continuar su marcha hacia el sur. Esto y el factor climático lo obligaron a devolverse al norte.
El 20 de julio de 1552 el Cabildo solicitaba al rey la concesión de armas a Valdivia, dignándose además “hacer merced a los dichos descubridores y pobladores, que cada uno dellos pueda tener por suyas las armas del pueblo donde viviese y como tales traellas y ponellas en sus reposteros.”
A mediados de 1553, Pedro de Valdivia encomendó a Francisco de Ulloa reconocer la ruta del Estrecho de Magallanes. Esta expedición zarparía desde Valdivia. Ulloa iría al mando de uno de los 2 barcos y Francisco Cortes Ojeda el segundo barco. Ulloa fue el primer navegante en reconocer y navegar el golfo que se abre entre la Isla Grande de Chiloé y el continente, al cual llamó golfo de los Coronados, en homenaje de los cuatro santos coronados: Severo, Severino, Carpóforo y Victorino, que vivieron en la última parte del siglo III y a comienzos del IV. Además del golfo citado, Ulloa descubrió: la Isla Grande de Chiloé, la isla Guafo, el archipielago de los Chonos y la península de Taitao.
Por Real Cédula rubricada por Carlos I y la reina Doña Juana, del 18 de marzo de 1554, se le dio el titulo de ciudad y con ello su escudo de armas, acompañado por la frase “Ciudad muy noble y muy leal”.
“Escudo que hay en él, un río y una ciudad de plata, que está asentada sobre el mismo río y encima de una torre de la misma ciudad, una bandera blanca con una cruz roja y por orla de dicho escudo siete hojas verdes, verde de higuera, en campo de oro y sobre el escudo un yelmo cerrado, con follaje o dependencias de oro y verde y sobre el yelmo, por divisa una sierpe verde de medio cuerpo arriba”.
(Gabriel Guarda, Una ciudad chilena del siglo XVI. Valdivia 1552 – 1604…)

domingo, 31 de agosto de 2008

Descubrimiento (1544 – 1552)

Por encomienda ordenada por el conquistador Pedro de Valdivia, el navegante genoves Juan Bautista Pastene partiendo desde Valparaíso el 5 de septiembre recorrería las costas de Chile hacia el sur tomando posesión de ellas a nombre de la Corona hispana.
Siguiendo las instrucciones dadas por Valdivia, Pastene comandaría la escuadrilla como teniente general del mal y se dirigiría hacia el sur hasta hacer contacto con las tropas que se encontraban apostadas en el río Maule. Desde allí tomarían rumbo al sur, a reconocer nuevas tierras.
El 22 de septiembre de 1544 Pastene, junto a 33 hombres y las naves San Pedro y Santiaguillo, arribaría a la desembocadura del río Ainilebu, a la altura de Corral; no atreviéndose a navegar por su caudal le bautiza como río Valdivia en honor al conquistador. Por otro lado Jerónimo de Alderete, desde la cubierta del navío San Pedro tomaba posesión de las tierras y de sus habitantes.

“… venimos navegando costa a costa hasta un río grande llamado Ainilebo, y a la boca del está un gran pueblo que se llama Ainil y está a la altura de treinta y nueve grados y dos tercios. Aquí pusimos nombre a este río, el río y puerto de Valdivia; no saltamos en tierra porque era tarde
Desde la mar, el dicho Jerónimo de Alderete dijo que tomaba y tomo posesión de aquella tierra y provincia, por S. M. y por dicho señor Gobernador Pedro de Valdivia en su nombre y de la isla que cerca de allí vimos, que se llamaba Guiguacabin, a la boca de un río grande llamado Collecu, donde tiene su casa y guaca, que es su adoratorio, el cacique y gran señor Leochengo y del dicho Jerónimo de Alderete a mi el dicho escribano, se le diese por testimonio en manera que hiciese fe como lo tiene pedido en las dos posesiones antes anotadas y a los que presentes estaban rogó fuese dello testigos. Pusimos nombre de esta isla la Isla Imperial y el río Santa Inés; testigos todos los sobredichos mas todos los del navío
.”
(Alonso de Góngora y Marmolejo, Historia de Chile desde su descubrimiento hasta 1575, pág. 224)

Los Pueblos Originarios

Los Huilliches

La palabra o termino “Huilliche” es usado por primera vez en las crónicas del siglo XVII y se usaba para identificar a los pueblos indígenas que vivían alrededor de Valdivia en el periodo colonial. Los mapuche – huilliches denominan a su territorio Butahuillimapu, “gran territorio del sur”, el cual se extiende históricamente entre el río Toltén, por el norte, y la Isla de Chiloé, por sur. El idioma de este pueblo era el chesungun, una variante del mapudungun. Dentro de esta denominación territorial habitaban entre otros los cuncos y los huilliches serranos. Estos últimos habitaban entre Huequecura y el río Maipue.
Antes de la llegada de los españoles a la zona, esta era un alihuén huilliche, es decir, un lugar de encuentro e intercambio de bienes. El Guadalafquen, hoy río Calle – Calle, recorría los alrededores del alihuén.
Los Huilliches habitan parte en los llanos situados al oriente dé los Cunchos , de quienes están divididos por una línea imaginaria, y parte en aquel espacio de los Andes que se prolonga desde el mencionado río de Valdibia hasta el grado 45, o hasta la extremidad de Chile; de forma que son los mas australes de todo el Reyno, ó los que se avecinan mas hacia el austro; circunstancia a que deben seguramente el nombre de Huilliches , que significa hombres del sur.”
(Abate Juan Ignacio Molina, Compendio de la historia civil del Reyno de Chile, T. 1, Pág. 14 - 15)


Los Cuncos

Otro pueblo que presente en esta zona eran los cuncos también llamados juncos, que habitaban en la cordillera de la costa, entre el río Bueno y la desembocadura del río Maullín. El idioma de este pueblo era el mapudungun.
Desarrollaron la agricultura, especialmente el cultivo de tubérculos como la papa, también practicaban la caza y la pesca.
La Tribu ó nación de los Cunchos se extiende por las orillas del mar entre el río
Valdibia y el Archipiélago de Chiloé; y su nombre, dimanado de la palabra Cunco, que significa racimo, corresponde muy bien a su numerosa propagación
.”
(Abate Juan Ignacio Molina, Compendio de la historia civil del Reyno de Chile, T. 1, Pág. 14 - 15)

viernes, 15 de agosto de 2008

PRE HISTORIA

En 1961, los arqueólogos lograron un consenso y construyeron un cuadro para dividir los períodos cronológicos en que se divide la historia de los primeros pueblos que habitaron Chile. Para los tiempos más antiguos, se usa el nombre de paleoindio (hasta el 9000 a.C. aproximadamente). Luego, viene el arcaico, que está subdividido en temprano, medio y tardío (entre 9000 a.C. y el 1500 a.C.) y finalmente está la fase agro-alfarera, donde apareció la agricultura, la formación de las primeras aldeas y el comercio. Esta también está subdividida en temprana, media y tardía y comprende desde el 1500 a.C. hasta 1470 d.C. La llegada de los españoles, en 1536, dio inicio al período hispánico.


PERIODO ARCAICO


Sitio Chan – Chan, primeros asentamientos humanos.


El sitio Chan – Chan, que pertenece al Periodo Arcaico Medio, se ubica en la costa norte de Valdivia a orillas del río Calafquen. Allí se encontraron vestigios de asentamientos humanos de alrededor de 5.000 años de antigüedad.
Los miembros de esta comunidad cazaban aves y lobos marinos, pescaba con redes y recolectaba mariscos. Además enterraba a sus muertos en posición flectada y los acompañaba de ofrendas como puntas de proyectil e instrumentos de piedra y conchas marinas.
El entierro de un cuerpo humano en esa área indica que sus habitantes tenían una organización y un sentido de pertenencia.


Alero Marifilo

En tanto se descubriría el alero Marifilo en la localidad costera de Pucura a orillas del Lago Calafquén. Su antigüedad es de unos 9500 años. En el lugar se encontró valioso material como cerámica, restos óseos de animales y material lítico.
Se considera a Marifilo uno de los sitios mas tempranos conocidos en lo que a asentamientos se refiere. Sus pobladores aprovecharon los recursos que les entregaba el lago, recolectaban los productos de los bosques y cazaban fauna menor. Marifilo indica el desarrollo de experiencias para vivir en los bosques precordilleranos.



PERIODO AGRO - ALFARERO

Complejo Pitren

El primer sitio del Alfarero Temprano se conoce como Complejo Pitren. Sus exponentes ocuparían la región entre el 300 y 1300 DC distribuyéndose entre el Bio – Bio y el Llanquihue. Asociado a este Complejo se descubriría en el Lago Calafquén el alero Ñilfe con una data de 890 d.C.
Los habitantes de este complejo mantuvieron vínculos con las poblaciones trasandinas aunque más cercanas tenían con las culturas Llolleo y El Vergel y otras poblaciones proto mapuches del área que finalmente les sucedieron en la ocupación del territorio.
Fueron los primeros horticultores del área, además de practicar la recolección de frutos y la caza de guanacos y ciervos.
Su organización era del tipo familiar encabezado por el jefe de familia.


Sitio Los Chilcos.

Ubicado en el sector norte del Lago Calafquén en el cerro Challupen, se encuentra este sitio de 391 metros cuadrados donde fueron hallados restos del cementerio de una comunidad con data aproximada en 350 d.c.
En el sitio, un cementerio hallado por lugareños en 1998, se recuperaron 12 piezas cerámicas completas y restos óseos (piezas dentales y fragmentos de mandíbulas) guardados en vasijas.


Sitio Antilef

Este sitio se encuentra ubicado en la porción inferior del cerro Challupen cercano al Lago Calafquén. Corresponde a un sitio de carácter habitacional emplazado a unos 100 metros hacia el noreste del sector donde se detecto el cementerio Challupen.


Sitio Challupen.

Se encuentra emplazado en el cerro Challupen. Corresponde a un cementerio indígena.


Estilo Cerámico Valdivia (1200 d.C. – 1400 d.C.)

Cronológicamente, puede ubicársela entre el 1200 d.C. y el 1400 d.C., abarcando desde el mar hasta las estribaciones de la cordillera de los Andes, en una extensa área que cubre, aproximadamente, desde Angol hasta Osorno, hasta proyectarse más tardíamente hacia el archipiélago de Chiloé.
Algunos estudiosos del tema vinculan este estilo al periodo hispánico y otros al pre hispánico.


Complejo Tringlo.

Este complejo agro alfarero se encuentra ubicado en el sector denominado Tringlo que abarcaba la gran mayoría del territorio de lo que hoy es Lago Ranco.