jueves, 9 de octubre de 2008

Tercer asedio y abandono de Valdivia (1556)

A pesar de los reveses ocurridos anteriormente Leftraru encomendaría a sus huestes el asedio de Valdivia. La bravura de los atacantes casi obliga a los españoles a entregar la plaza.
Fue abandonada debido a un alzamiento de los indios y repoblada con el nombre de Santa Maria La Blanca y el de Dulce Nombre de Maria de Valdivia.

“En la ciudad de Valdivia se alzaron ansimismo los naturales de ella, hízoles la guerra el licenciado Altamirano un año que la tuvo a su cargo, desbaratándoles muchos bucaranes, haciendo en ellos gran castigo. Estos indios por respeto de tener montes en sus términos donde se recojian, no hubo tantas muertes como en la ciudad Imperial, aunque en ellos hubo la pestilencia que en los demás. Quedo Altamirano por la buena orden que tuvo en las cosas de guerra reputado por buen capitán para podelle encargar cosas grandes”.
(Alonso de Góngora Marmolejo, Historia de Chile desde su descubrimiento hasta 1575, pág. 57)

Segundo asedio de Valdivia (1555 - 1556)

En diciembre de 1555 las huestes mapuches encabezadas por Leftraru asediarían nuevamente la ciudad. Los ataques se daban repetidamente y con el mas fuerte de los empujes. Aun así no lograron rendir a los defensores. Leftraru y sus fuerzas se verían obligadas a levantar un asedio contra la ciudad. El asedio duraría casi diez meses.
Valdivia vería alivianado el asedio gracias a la llegada de refuerzos provenientes de Santiago y Lima (octubre 1556). Estos refuerzos significaría el fin del asedio mapuche a la ciudad.

Primer asedio de Valdivia (1554 - 1555)

Luego de Marigueñu los indios encabezados por Kallfülikan (Caupolican) avanzarían hacia el sur. Asediaron La Imperial y Valdivia. De esta última plaza se encargaría del asedio Leftraru (Lautaro). Ante el mal tiempo desatado tuvo que retirarse al norte.
Al tener noticias del asedio de la plaza Francisco de Villagrán marcharía hacia la ciudad con refuerzos. Después de 19 días de viaje llegaría a La Imperial, desde allí enviaría tropas a Valdivia al mando de Julián Gutiérrez de Altamirano. Estas hostilizarían a los rebeldes de Valdivia y Río Bueno. En enero de 1555 la calma, aunque relativa, había regresado a las comarcas.

“Desde allí destacó a Lautaro con diez mil indios para que atacase la ciudad de Valdivia, i él asecho la Imperial con la idea de rendirla sin llegar a las armas. Después de algunos días de cerco i de algunos pequeños ataques sin efectos de consecuencia, se levantó una espantosa tempestad de viento, agua, truenos i relámpagos, i en medio de una oscura nube que arrojaba rayos y centellas, se les apareció el demonio mandándoles que no perdiesen la ocasión que les presentaba la fortuna dilatándola con resoluciones hijas del temor, i les prometió su asistencia en el ataque.
Pero a1 momento la hermosa estrella del mar, la benditisima virgen María, serenó la tempestuosa borrasca, presentándose en una lucida i resplandeciente nube, i con semblante benigno i majestuoso, les mandó levantar el sitio i retirarse. Obedecieron a la suavidad de aquel divino preceptor i lo hicieron prontamente. Deshizo Caupolican el Ejército, i pasó orden a Lautaro para que se retirase al estado de Arauco diciéndole: que In Anchimalguen (mujer del sol significa) se lo había ordenado. Vieron aquella divina señora coronada de estrellas, calzada de la luna i vestida de los resplandores del sol, i su errada teología la denomino mujer del sol.”
(Vicente Carvallo y Goyeneche, Descripción histórico geográfica del Reino de Chile, Tomo I, pág. 91)

Villagran nombrado Gobernador de Chile en Valdivia

Luego de conocerse la muerte del gobernador Pedro de Valdivia en la batalla de Tucapel, la ciudad se pondría en armas estableciendo un sistema defensivo ante la eventualidad de un ataque araucano.
Gaspar de Viera, emisario enviado desee La Imperial, se encontraría a orillas del Ralhue, tributario del Río Bueno, con el mariscal Francisco de Villagrán. En los documentos recibidos se le pedía acudir a La Imperial para defenderla y se le notificaba de la muerte del gobernador Valdivia. Este partiría rumbo a Valdivia. En la ciudad seria recibido como salvador de la colonia. Movido por uno de los alcaldes el Cabildo de Valdivia lo nombrarían justicia mayor y capitán general de la gobernación, hasta que el rey no proveyese de otra cosa.
Villagrán ordenaría las huestes ubicadas en Villarrica el repliegue para no caer en manos de los indios sublevados. Estas fuerzas se replegarían a Valdivia.
A mediados de enero tuvo ya reunidos en Valdivia ciento cuarenta soldados. Apartó sesenta de ellos para que quedasen de guarnición en la ciudad, y bajo el mando de los alcaldes, y a la cabeza de los ochenta restantes, continuó su marcha a la Imperial.